jueves, 28 de abril de 2011

Vía elevada de Valparaíso (suspender, detener y abandonar o simplemente parchar)


Con este artículo abro una serie que irá apareciendo paulatinamente sobre Lugares de Valparaíso. Siempre será precedido por su título “Lugares”. Aunque la idea principal será mostrar y develar aquello que pueda resultar particular sobre un lugar, los artículos de esta serie pueden no estar exentos de alguna opinión o simplemente pueden dar pie a una reflexión que resulte del mismo.

Lugares: Vía elevada de Valparaíso (suspender, detener y abandonar o simplemente parchar)


Fue en los años 70’s cuando se diseñó una vía elevada que solucionara el ya problemático flujo de vehículos entre Valparaíso y Viña del Mar por Av. España. Un proyecto grandioso que se comenzó a ejecutar en tiempos del gobierno de Salvador Allende y que después, simplemente, se dejó olvidado por el gobierno siguiente, por razones obvias.

En lo personal, creo recordar que Chile estaba un poco obsesionado con el tema de las vías elevadas, signo de desarrollo y modernidad, conceptos tan perseguidos por el país hasta el día de hoy.

Este proyecto del cual casi no existe información en Internet era singular. La idea era conectar desde puente Capuchinos en Caleta Abarca una carretera de alta velocidad que fuera sobre la línea de mar, pasando sobre el balneario Recreo, justo sobre su piscina (hoy día en “ruinas arqueológicas”), correría hasta Portales, siguiendo por la costa sobre el sector ferroviario y su tornamesa, para conectarse con nudo Barón.

Los trabajos comenzaron en distintas etapas como en el sector de Portales frente a la Universidad Santa María, donde se levantó un imponente tramo completamente antisísmico que literalmente se ha reído de los grandes últimos terremotos. Enormes pilares para apoyar la continuación de éste hacía Barón, cajas de concreto una enorme obra civil…


… todo esto quedó detenido, suspendido y finalmente abandonado. En los años 80’s, se realizaron los primeros arreglos para transformar esa “mega estructura” de Portales en un paseo público y algunos de sus pilares en miradores. Un nuevo abandono de todo el lugar lo convirtieron en nueva ruina hasta los últimos trabajos que han aprovechado todo el borde costero en lo que hoy conocemos como paseo Wheelwright.


También en los 80’s todo el proyecto fue reemplazado por la ampliación que hoy día conocemos como vía entre Viña del Mar y Valparaíso. La misma Av. España se amplió a cuatro pistas y otra gran obra civil tomó la idea de conectar Caleta Abarca (puente Capuchinos) con una vía costera que se une a la misma a la altura de Recreo. Bastante menos pretenciosa y arriesgada que la original.

Las evidencias de esta primera abortada versión original se podían observar en distintos lugares. En la estructura de Nudo Barón había un espacio evidente para la conexión con la vía que vendría desde Viña del Mar. Con el tiempo se han “maquillado” estas evidencias haciéndolas casi imperceptibles y ya nadie siquiera recuerda al famoso proyecto de vía elevada y nadie se pregunta el porqué de este “mega” paseo mirador de Caleta Portales.



Me resulta interesante todo este proceso de “detener, suspender, abandonar” tan propio de nuestra cultura y sobre todo de nuestra ciudad. Sirve para dibujar un poco nuestro carácter, la forma en que se suele actuar cuando una administración hereda obras de la anterior. Por considerarla emblemática, no se la continúa o se la abandona o se la deja morir. Ejemplos hay muchos. La carabela Santiaguillo que se pudre ante la vista e incredulidad de los visitantes mientras mendigos aparecen en su cubierta como esperpentos piratescos. 

Una Plaza Sotomayor en su momento habilitada como espacio abierto, sin autos estacionados y con bellas luminarias a ras de suelo que de noche le daban una hermosa iluminación muy europea y delimitaban sus espacios peatonales y de flujo automovilístico. Hoy día las luminarias han desaparecido por completo, nunca nadie las reparó ni las cambió; la plaza luce oscura de noche y sus límites peatonales se han demarcado con “patrimoniales” líneas amarillas que también se han desteñido.

Un museo “In Situ” en el mismo sector donde se podía apreciar parte de los vestigios arqueológicos enterrados en Valparaíso, la proa de la primera Esmeralda capturada a lo pirata por el mismísimo Thomas Cochrane y que naufragara en el lugar durante un temporal y que evidencia la línea de mar original y el lugar del primitivo muelle. Nunca se supo utilizar bien el emplazamiento y finalizó por tener una errática venta de artesanías en su interior. El suelo de vidrio que permitía ver el lugar a tus pies mientras caminabas (y que convertía el interior en un horno insoportable) se rayó y terminó por quebrarse y nunca nadie lo reparó. El lugar permanece cerrado y suspendido…

Un Museo a Cielo Abierto que en su mayoría permanece abandonado a su suerte, las placas de sus cuadros han desaparecido, los mismos cuadros lucen deteriorados y la señalética de cómo encontrarlos luce borrosa, descuidada y fea.

Me detengo a pensar en esta cultura del “parche”. Una ciudad patrimonial necesita darle una vuelta a la tuerca a este concepto tan arraigado y erradicarlo por completo. Continuar las obras y mantener las ya hechas por otros no importando si fueron emblemáticas para una administración pasada. La cultura del parche es horrible y termina por notarse. Afea más que embellece y una ciudad como Valparaíso requiere priorizar el concepto de obra urbana, priorizarlo incluso sobre otras materias, puesto que es una ciudad que está vendiendo cierto tipo de belleza y cultura.


Suspender, detener y abandonar, debería ser la respuesta ante la práctica de…

… suspender, detener y abandonar o simplemente parchar.

Leo Silva