Fotografía tomada desde el blog El espía Ignaciano
Fue el faro que anunciaba la llegada a Valparaíso. Una luminaria en su torre la cual los marinos del mundo reconocían inmediatamente.
Hemos llegado a Valparaíso!!!
Finalmente después de cruzar el Cabo de Hornos y navegar muchas millas hemos llegado a PANCHO. Podremos desembarcar y desatar nuestra alegría.
La Iglesia de San Francisco en Cerro Barón. La más antigua iglesia en pie en la ciudad. Terminada de construir en 1846, declarada monumento nacional en 1983, es por lo cual Valparaíso comenzó a ser conocido como Pancho. El apropiado apodo a los Franciscos en Latinoamérica. Un “mote” marinero. Símbolo de recalada segura y alegre. Una luz en el nublado puerto, siempre ahí.
El paso del tiempo la fue dejando atrás como una muestra patente de la desidia porteña. Vieja, sin mantención, destartalada. Su estructura de ladrillos solo habitada por palomas y centro cansino de los servicios religiosos del lugar. Un monasterio franciscano detenido en el tiempo.
Incendios, tres de ellos y terremotos. Casi no vale la pena hacer un recuento de sus tragedias. No es el punto. Sí lo es poner atención en lo que realmente nos está diciendo esta iglesia que todavía habla, que desde su agonía final por su último siniestro, destruida completamente, nos envía un mensaje.
A diez años del nombramiento de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fecha celebrada con eventos oficiales y fanfarria, aún no tenemos una política clara proactiva de protección patrimonial, tanto tangible como intangible. Nuestros referentes se destruyen y nuestros ritos se pierden.
Hemos levantado voces y escrito artículos de manera repetitiva – y que nos hacen correr el riesgo de convertirnos en monotemáticos– que anuncian y gritan sobre la necesidad de avanzar seriamente en la protección de nuestro patrimonio. No solo pintura de fachadas, no solo estudios de proyectos en los que se invierten y se pierden todos los recursos sino que un plan de verdad visionario, que nos proyecte y que nos proteja.
Cansados ya. Escribimos menos pues nuestros artículos y publicaciones no tienen eco, vamos dejando paulatinamente nuestros ánimos ciudadanos de compromiso y nos sumamos fatigados a la desidia.
Hartos de ver autoridades llorosas cuando un siniestro nos destruye un ascensor (recuerden Lecheros), edificios patrimoniales o quebradas enteras. Agotados de anunciar futuras catástrofes y de proponer planes o de denunciar planes propuestos y no escuchados por las autoridades.
Lea artículo Patrimonio Incinerado...>>
Lea Comentario de Edgard Guíñez M, en el periódico ciudadano Mi Valparaíso...>>
Lea carta al director de El Mercurio Blogs de Cristián Warnkern...>>
Tras dos intentos de restauración, la catástrofe de verdad era cuestión de tiempo. Mientras no existan planes ciertos de protección patrimonial, esto seguirá ocurriendo.
La fatalidad cae como una sombra sobre Valparaíso. Ya no nos quedan comentarios al respecto cuando una desgracia de esta naturaleza ocurre.
Sin embargo, el templo de San Francisco nos sigue hablando y llamando la atención. Esta vez ya no nos indica que se ha llegado a buen puerto como a los viejos marinos. Ahora nos manda otro mensaje. La iglesia porfiada no ha querido que se la toque y se la mejore.
En una ciudad donde los ojos están puestos en otros negocios; donde se promueve el cambio de fisonomía de los cerros que se comienzan a llenar de torres y edificios que ya habían tapado casi por completo a la torre de la Iglesia, donde ya nadie puede verla; en un lugar donde las autoridades están empecinadas en la construcción de un Mall y de estacionamientos subterráneos bajo las plazas emblemáticas de la ciudad, definitivamente las voluntades no están para el lado de la protección de nuestro patrimonio.
Un faro es una guía, un punto de orientación en la navegación. La Iglesia de San Francisco lo fue y hoy nos dice que definitivamente aquí, en Valparaíso, se ha perdido todo rumbo.
La Iglesia de San Francisco dice: Ya Valparaíso ha dejado de ser Pancho.
Leo Silva
Perrin tengo entendido que la Iglesia igual la van a restaurar, de hecho estaban en ello y quedo esta cagaita... ya veras como renacerá de sus cenizas como tantas cosas han ocurrido en valpo-fenix ajajjaja
ResponderEliminarLindos tus escritos amigo, un abrazo.
Estimado: Sabemos de la promesa de la reconstrucción. Ya no será una restauración histórica pues su destrucción fue total. El punto es otro y tiene que ver con la visión de lo que se hace en la ciudad.
EliminarGracias por tu comentario amigo
Eres uno de los pocos que ama, respira, promueve y defiende Valparaíso sin dudar, sin medias tintas,sin cambiar idea,sin venderse. No abandones, no te canses que tu trabajo y tu voz son valiosas.
ResponderEliminarSilvana Ferrari
Gracias Silvana: Es importante que todos nosotros pongamos estos temas que nos interesan en la "agenda" cotidiana, los llevemos a la mesa del día domingo y que la información y el sentir se traspase.
EliminarEn lo personal, creo que Valpo esta en un paradigma de visiones y la que prevalece termina siendo esta de cambiar la fisonomía del lugar. También es una municipalidad con problemas enormes de gestión. Al alcalde no lo pescan en el gobierno central.
Debemos mantener este espíritu para que se entienda cual es nuestro sentir en la ciudad. Si nos sumamos a la desidia estaremos perdidos.
Mis textos solo buscan llamar la atención sobre este punto.
Abrazos
Gracias Leo. Eres g r a n d e. Sigue en tus artículos, sigue en la pelea que es de todos los que amamos a este Patrimonio Internacional. Un abrazo.
ResponderEliminarAldoBravo
Agradecido Aldo: Seguire con mis artículos para continuar poniendo los temas patrimoniales y de identidad en el tapete.
EliminarAgradecido por tus palabras
Si me permiten las palabras simples...Esto lo deja sin palabras a uno, es lo mismo que predicar a las paredes. Una mezcla de rabia con desconfianza y falta de credibilidad total en las 'autoridades'. Aquellas que escogimos y que se acomodan en sus asiento sin ningún remordimiento por lo que no hacen.
ResponderEliminarFelicitaciones Leo por la insistencia, por la fé en continuar poniéndolo en pauta.
La pauta seguira querida Alejandra. Todos debemos poner estos temas en la agenda cotidiana. En nuestro trabajo, nuestra mesa, nuestras redes sociales. todos somos Valparaíso.
EliminarAbrazos totales
Cómo estás Leo,
ResponderEliminarYa es habitual en ti ver la preocupación y la denuncia por defender a esta querida, maltratada e incomprendida ciudad.
En verdad resulta grotesco mirar hacia 2003 cuando se anunció la nominación de Valparaíso y más grotesco el escuchar a los políticos opinando. Opinando sobre lo que no se hizo; opinando sobre lo que se hará, pero que nunca se hará; opinando sobre lo que no entienden; opinando sobre lo que no les interesa. ¿Cuando la cultura ha dado votos?, al menos en Chile.
La inconsecuencia más absoluta está en todos. Un bloque político, haciéndose los ciegos y sordos (les convenía), postularon a alcalde al personaje más anti cultura que haya pasado por la ciudad.Felizmente "no se repitió el plato".
La cabrería, no conquistada por la autoridad municipal de los años de la tramitación del expediente ante UNESCO, se convirtió en uno de los enemigos de Valparaíso: hay que rayarlo todo, ensuciarlo todo y, como los perros de mármol del Parque Italia, quebrarlos también.
Se han robado estatuas y placas. Se construyen torres en los cerros liquidando la vista, el sol, la privacidad y el valor a decenas de casas.
Se queman iglesias, ascensores, edificios. Se fue el "Poderoso", el más antiguo remolcador del mundo a flote. Vino "la candidata" (parece que lo olvidaron), a firmar, con los ejecutivos de Mall Plaza, el proyecto que ahora reventó. Quince años estuvo cerrado el Palacio Baburizza. Un galpón anti estético (Ripley), reemplazó la fachada Art Dèco de antiguo Teatro Valparaíso. Un especulador inmobiliario hizo que se fuera de su lugar histórico la Librería Ivens.
Nada defiende a Valparaíso. No hay todavía, después de más de diez años, un plan de gestión. Ciudad grafitera, sucia. Campo de batalla de borrachos en la Plaza Aníbal Pinto; urinario urbano, vomitorio abierto. Cerro Alegre con tiendas falsificadas y especulación con el precio de las propiedades.
El porteño se mueve, sólo si es convocado por los políticos cuando hay que hacer alguna protesta y, mover al estudiantado, pero de esos "luchadores" , ni el uno por ciento sale a defender los valores propios de Valparaíso.
Me quedó grabado el titular del suplemento de El Mercurio del día jueves 3 de julio de 2003: "Se armó la Fiesta en Valparaíso". Eso fue todo. Una fiesta, pero ¿qué se celebraba? Nadie lo sabía, ni el alcalde comprendía, sólo había que sonreír, darse abrazos y sacarse fotos para el diario. Era la farándula nacional, la que hoy rige a Chile, país del jajaja.
Ánimo Leo, eres de los pocos que no han soltado la espada y el escudo.
Un abrazo,
Samuel.
Samuel León Cáceres
Investigador de Historia Urbana
Querido amigo:
ResponderEliminares un honor contar con tu notable comentario. Haces un resumen descarnado de la situación por la que estamos pasando.
Como cambiamos esto??? Como lo hacemos si las voluntades están para cualquier lado???
El otro día alguien me comentaba que en las reuniones de un senador conocido se estaba discutiendo que hacían con valpo y proponían ideas como generar un barrio rojo a la Amsterdam.
Porque ellos se sientan a hacer sesiones creativas de modelos de negocios???
Su trabajo es hacer que la ciudad funcione y se respete, promover el estado de derecho y no discutir sobre ideas que nos transforman en otra cosa y en planes de negocios para la ciudad. No es ese su trabajo.
Esto demuestra lo perdido que están todos. Un estado de confusión total entre los roles de cada uno.
Lo único que se me ocurre es EDUCACION. Pero en un país donde Educar se ha vuelto signo de peligro anti mercantil, donde se busca la estupidez que te convierte en borrego de supermercado no tenemos alternativa.
No soltaré mi escudo y sobre todo mi espada. Seguiré disparando como francotirador desde esta atalaya. Lo mismo que tu que sigues investigando a tu principal amor; este Valparaíso que amamos y que buscamos proyectar.
Agradecido por tu super comentario
Leo Silva