… Y mientras… el gran Valparaíso está siendo tomado por
asalto por diversos proyectos inmobiliarios, desde el cerro Barón, pasando por
la costanera y alcanzando hasta Laguna Verde, y pareciera que todo funciona
como un plan macabro de proyectos que atraen la atención durante un tiempo y
funcionan como verdaderas cortinas de humo que ocultan otros que se vienen casi
sin darnos respiro, y todo esto sumado a los ya crónicos problemas de basura,
comercio ambulante, pobre gestión en protección patrimonial, etc.
Son tantos los problemas urbanos de Valparaíso que casi no
vale la pena enumerarlos. Ya los conocemos y los porteños estamos de acuerdo
que algo hay que hacer, que de alguna forma hay que aunar voluntades y
empoderarse de los espacios ciudadanos. La representación formal no nos alcanza
y nos sentimos desprotegidos sin ser escuchados en nuestras demandas.
Sin embargo, a la hora de empoderarse y de aunar estas
voluntades, una suerte de odiosidad ha surgido en el ambiente porteño, jugando
en contra de la tan ansiada articulación de actores y grupos ciudadanos.
En este último tiempo, he leído de todo en las redes
sociales. Desde comentarios espontáneos en Twitter y Facebook como:
“…Como porteña siento y pienso que esto de Mar para
Valparaíso es tan sólo un capricho de hípsters santiaguinos, gran propósito
manejado por una elite, que no incluye al porteño común que no viva ni cerro
Alegre o Concepción. Mi postura es que se vayan de vuelta a Stgo.” Ver aquí…>>
“…Los empresarios hoteleros que llenaron el cerro Alegre de
borrachos…” (comentario en Twitter)…
…Hasta sesudos y agudos artículos aparecidos en medios
virtuales, que pueden ver en estos links:
Todos, además de un brillante análisis de la situación
porteña, suponiendo contubernios inmobiliarios, usando calificativos duros.
Poniendo las sospechas ante las intenciones. Una odiosidad que resulta un poco
infantil: “No voy contigo porque eres verde”, “no me junto contigo porque eres
café”, “sospecho de tus intenciones porque eres morado”.
Ya que en los análisis y preocupación sobre temáticas
urbano-sociales de Valparaíso estamos todos en un acuerdo más que absoluto,
pregunto yo: Y las propuestas?
Porque hoy Valparaíso
necesita pasar urgentemente a la etapa de las propuestas y de la articulación
de agrupaciones ciudadanas que se sienten a discutir y a ver qué apoyo pueden
brindarse ante las urgencias de cada territorio. Esto se llama política ciudadana,
no hay que engañarse ante ello y es la única forma de recomponer el tejido
social.
Estas diferencias provincianas nos sumen en la inacción. Nos
juegan en contra y nos mantienen justo donde nos quieren: desprotegidos y
desarticulados.
Es cierto, por lo demás, que han aparecido grupos afuerinos
que han fijado su residencia en la ciudad. Capitalinos, profesionales,
apellidos rimbombantes, títulos inalcanzables... Pero mientras los porteños
pelean en la tonterita poca y los denostan por no verlos comprando el pan en la
mañana, ellos están en el campo de las propuestas y de la proactividad. No hay
que olvidarse que Valparaíso fue lo que fue por la influencia de los afuerinos
que llegaron y que cimentaron la actividad porteña.
He estado asistiendo a asambleas donde han confluido grupos
diferentes y diversos. Asambleas del todo agotadoras donde cada uno pareciera
levantar la cola del otro para oler sus intenciones y develar sus verdaderas
pretensiones. Exactamente como los quiltros de Valpo. Cuidando la territorialidad.
Del todo curioso e insólito ver en una asamblea ciudadana a grupos sociales de
todos los espectros políticos, desde izquierdas de nomenclaturas
compañerísticas al hablar, hasta derechas de cuello y corbata. De
representantes de organizaciones sociales de las partes altas de los cerros a
profesionales expertos en sus disciplinas. Todos exponiendo sus necesidades,
todos comenzando a negociar, todos tratando de llegar a acuerdos y fijar la
sana orgánica que dan las alianzas.
Obviamente, no hay que ser ingenuos. En todo grupo hay
distintos tipos de visiones y motivaciones, pero eso hoy en día no es lo
importante. Lo realmente trascendental es el sencillo hecho de revivir la
actividad ciudadana que pasa de las buenas intenciones del amor a Valparaíso a
los hechos concretos. Que expone ante una mesa las diferentes visiones,
necesidades y el trabajo en las soluciones. De esta actividad todos salen
favorecidos porque la ciudad tiene que sufrir un rediseño y todos los actores
deben participar y no restarse. Valparaíso es un centro pensante, queda claro
por los agudos artículos antes expuestos, pero debe saltar su pequeña gran
diferencia con el otro para articularse.
La “micropolítica” en algún momento deberá interactuar con
la “macropolítica”, en especial si desea ser validada, oída y considerada. No
debe alejarse y promover sus desconfianzas, debe acercarse. La información está
ahí para todo el mundo.
En Valparaíso no sobra nadie y hoy más que nunca se necesita
a todos, pues es la forma de luchar efectivamente por un borde costero para
todos, por un puerto que tribute en la ciudad, por una ley de puertos
eficiente, por una Laguna Verde protegida y sin contaminación, por un barrio
O’Higgins sin un gran proyecto de condominios que no les respeta sus áreas
verdes, por un correcto plan que considere las necesidades de los habitantes de
las alturas de los cerros, por los vecinos que ven devaluadas sus propiedades
ante agresivas construcciones que los presionan, por la solución de educación
civil que nos lleve a generar conciencia para combatir la basura, para discutir
los alcances de la gentrificación, la debida protección patrimonial, la
restauración de los ascensores de la ciudad y por sobre todo…
…Para que evitemos que Valparaíso sea una fuente de terrenos
para emprendimientos que mucho nos quita, que nada nos deja y juntos podamos
construir el ansiado Valparaíso que queremos.
Leo Silva