martes, 29 de abril de 2014

ALIMAPU (TIERRA QUEMADA)



En Valparaíso, no se quemaron 5 o 7 cerros. En Valparaíso nos quemamos todos.

Al desnudo. Así ha quedado Valparaíso después del terrible incendio que ha ocurrido. No solo las laderas de los cerros siniestrados, peladas, calcinadas. En evidencia las terrazas tiznadas de lo que hoy parece un Machu Picchu porteño. No solo el desamparo de los habitantes de las alturas del anfiteatro. Cual águilas viviendo encumbrados y colgando de las laderas de los cerros. Por opción??? No, por necesidad. Porque hay que vivir dónde se pueda y cómo se pueda. Aun así a riesgo de que una flama lo queme todo. Todo tu esfuerzo, todo tu tesón, todo tu sudor reducido a cenizas en minutos.

No es solo eso, lo evidente lo que ha quedado al desnudo. No. Lo que ha quedado totalmente de manifiesto, expuesto dramáticamente, traído a colación urgentemente como una bofetada es…

…nuestra precariedad.

Pero no la obvia precariedad de quien vive colgando de los cerros o la supuesta precariedad de nuestros vecindarios, acrecentada por la complicada morfología geográfica porteña.

La precariedad que ha quedado completamente de manifiesto es aquella que tiene que ver con una organización mayor, aquella que le corresponde a las autoridades, la prevención ante futuras emergencias y los protocolos de reacción ante una de gran envergadura.

Falta de recursos es el común argumento que justifica este hecho. Sin embargo, es evidente que no ha habido un planteamiento serio de prioridades en materia de emergencias. Se han gastado grandes sumas en simulacros de terremotos y tsunamis, que han resultado especies de mega shows montados con actores y sirenas dignas de una mala película hollywoodense.

Qué posibilidad cierta existe de tener un tsunami destructor en Valparaíso???

Las estadísticas simples indican que de manera creciente, casi cada año tenemos un voraz incendio destructor. Tantos son que hemos perdido la capacidad de asombro ante nivel destructivo que estos tienen.

Enero 2008: Incendio en cerro La Cruz – 70 casas quemadas.

Febrero 2013: Incendio en Rodelillo - 200 casas quemadas.

Abril 2013: Incendio en El Vergel entre los cerros la Cruz y Mariposas – 35 casas quemadas.

Solo por citar algunos, y esto es sin contar que todas las temporadas estivales, el fuego amenaza los secos terrenos de la parte alta de los cerros de la ciudad. Nuestra población depende del solo azar de que los vientos mantengan el fuego arriba y no cambie para traerlo directo a nuestros vecindarios colgantes.

Por supuesto que una amenaza destructiva en Valparaíso no viene desde el mar. Viene desde los cerros y esta debería ser la primera prioridad al momento de promover planes de contingencia de emergencias en la ciudad. Sin embargo, los tan comentados recursos bailan al son de las necesidades políticas y se desvían de aquí para allá, sin ningún tipo de sensibilidad social.

Vea el artículo de Ciper Chile con respecto a la negligencia que terminó en nuestro infierno…>>

Vea el lúcido análisis de Luís Álvarez, Director de geografía de la Pontifica Universidad Católica y damnificado del incendio…>>

Por qué no se han creado brigadas bomberiles vecinales, entrenadas por los mismos bomberos de Valparaíso, para reaccionar en primera instancia antes de que bomberos llegue???

Por qué no se ha organizado un plan de limpieza de quebradas que involucre a los mismos vecinos, supervisadas y motivadas por estas mismas brigadas vecinales???

Es tan caro propiciar esto??? Se necesitan muchos recursos para organizar algo así???

La reacción de la institución ha sido penosa. Ante una ciudadanía que se ha lanzado desde el primer momento a la ayuda espontánea, no hubo una sola idea clara de cómo organizar y canalizar esta ayuda. La población de Valparaíso se ha ayudado sola, por sí misma. Las organizaciones sociales, al estar en contacto con la población, se han levantado de manera alternativa y en muchos casos con grandes resultados. Así también lo han hecho varios grupos anónimos que con creatividad y contactos han conseguido y canalizado ayuda de manera efectiva y certera.


Mención aparte para las desafortunadas intervenciones de Jorge Castro, alcalde de Valparaíso; su mal manejo comunicacional y de gestión, la impresentable represión de carabineros de Chile a los voluntarios que subían a ayudar reclamando su derecho a hacerlo, en lo que se conoció como “la Marcha de las Palas” Hoy existe está sensación creciente en Valparaíso: Solo los habitantes podrán ayudar a poner de pie los barrios siniestrados. Aunque los planes oficiales de ayuda llegan, se instaura esta lectura de manera efervescente.

Como un Ave Fénix, la ciudad comienza a hacer relecturas de sí misma. Todas aquellas discusiones relacionadas con nuestros problemas patrimoniales, todas aquellas referentes a un Mall, a la ampliación del puerto, al informe que la UNESCO emitió, todas ellas, hoy nos parecen vanas, primer mundistas en un puerto del tercer mundo donde la verdadera discusión es nuestra precariedad y la gran fractura social de la ciudad.

En Valparaíso hoy nos hemos vuelto a ver las caras y a darnos la mano. Hemos tenido que levantar la mirada para llegar hasta la punta del cerro, donde nadie quiere mirar, para reencontrar la fuente del carácter de este puerto: sus habitantes. Hemos tenido que pasar por una tragedia de magnitudes siniestras para empaparnos de nuestra identidad, aquella que nos habla de esfuerzo, de valentía, de solidaridad, de una fortaleza y moral a prueba de todo. Hemos visto levantarse del fuego al “choro del puerto” y todos hemos descubierto a nuestro particular choro dentro de nosotros. Al fin, levantando la mirada a las cenizas…

… hemos encontrado la humanidad del patrimonio y la gran deuda que todos tenemos con ella.

Leo Silva


sábado, 24 de agosto de 2013

VALPARAÍSO REACTIVO Y NO PROACTIVO



Y finalmente sucedió.

La gobernación provincial ha rechazado la autorización para la versión 2013 del Carnaval de los Mil Tambores.

Entre los motivos para no autorizar al carnaval a usar las calles de la ciudad están: Falta de guardias de seguridad, medidas de control y la nula existencia de servicios higiénicos, medidas necesarias para un evento que espera congregar a más de 40 mil personas.

Vea la noticia aquí ... >>

Muchas veces me he referido a estas festividades que se realizan en la ciudad. Estoy al tanto de que una de las mayores críticas que se le hacen, no solo a este carnaval en particular sino que a varias otras, tienen que ver con los ánimos encendidos y los desmanes que se la gente provoca al final de estas festividades.

Siempre pregunto lo siguiente: Son realmente las actividades las que provocan esto??? O es la gente y su poco ánimo civil las culpables de los desmanes???

Una de las mejores cosas que le puede pasar a una ciudad, en especial cuando es turística y patrimonial, es tener gestores culturales que hagan, que organicen, que creen movimiento, inventen fiestas, saquen actores a la calle. Lo peor que le puede suceder a un lugar es no tener ninguna participación creativa por parte de sus habitantes. Eso, mis amigos, es una ciudad muerta que no vale la pena visitar.

Valparaíso como ciudad turística necesita actividades y eventos. Estas festividades hacen que la ciudad se mueva, que los turistas deseen quedarse por más tiempo, que alarguen su estancia o que prefieran la ciudad justo en aquellos días de celebración.

Muchas de estas actividades son incipientes, pero han crecido durante el tiempo que se han desarrollado, algunas de ellas llevan más de 10 años celebrándose. MAS DE 10 AÑOS!!!!!!!


Me cuesta creer que la ciudad aun no aprenda a reaccionar ante estos eventos. Me cuesta creer que las autoridades no tengan ninguna visión y opten por cancelar estas fiestas en vez de apoyarlas.

Si las autoridades de la ciudad fuesen proactivas, deberían estar felices de tener gestores que les diseñen eventos. Con ellos hay que sentarse y hay que analizar las características de los mismos. Faltan baños públicos??? Es justamente la autoridad la que debe facilitarlos. Falta seguridad???, es justamente la autoridad la que debe brindarla. No pueden pasar 10 años sin haber aprendido nada.

La ciudad reactiva es la que inmediatamente niega con espanto y no ve la oportunidad que se está perdiendo. De manera presta no otorga los permisos. Bajo la excusa de los desórdenes quiere que todo el mundo se quede en la casa y no le mueva un pelo a la ciudad.

Ok. Sigamos la misma lógica????

Hagamos un ensayo y apliquemos esta regla a otras actividades para ver si califican.

Año nuevo en Valparaíso: Aunque la fiesta ocurre en el mar, el desbande es generalizado en esa noche. La plaza Sotomayor queda tapizada de botellas, papel picado y serpentinas. Orines en todos los lugares de la ciudad. Los miradores de los cerros quedan en un estado lamentable, las escalas de acceso se convierten en baños públicos, como también las puertas de las casas. Después de la fiesta son recurrentes los enfrentamientos en el sector de Plaza Aníbal Pinto. Eso sin considerar que la municipalidad de Valparaíso no se cansa de gritar a los cuatro vientos su mal estado financiero y sin embargo en 30 minutos de una noche se queman por lo bajo 250 millones de pesos.

En resumen esta fiesta tampoco califica. Destruye más que lo que hace un carnaval de mil tambores. Hay que prohibirla.

Fiestas patrias: Aunque la fiesta se celebra mayormente en Parque Alejo Barrios, nuevamente tenemos a la ciudad en estado de desbande. No solo el sector de Playa Ancha queda hecho un basural y convertido en un urinario. Toda la ciudad se ve afectada. Nuevamente tenemos desmanes, y Valparaíso queda convertido en tierra de desórdenes. Tampoco califica esta actividad. Hay que prohibirla.

No veo ningún ánimo de parte de las autoridades de mantener una proactividad, de generar las condiciones para que todas estas actividades se puedan realizar. No vender alcohol en locales no permitidos que no sean bares hasta altas horas de la noche por ejemplo. Generar campañas de educación y proyectarla a otros municipios invitando a la ciudad a visitarla y no a destruirla.

Este año ya no tendremos a la Invasión callejera que levantaba con gran esfuerzo el mimo TUGA, al no conseguir financiamiento, no recibió ni un apoyo por su gestión, una fiesta hermosa de Clowns de todas partes del mundo repartidos por la ciudad haciendo sus espectáculos y aportando al ambiente una exquisita atmósfera bohemia.

Tampoco tendremos el Carnaval de los Mil Tambores.

Esto me hace recordar una época en que en Valparaíso no había carnavales, no había Clowns en las calles, la ciudad se descascaraba y desmoronaba sola, nadie había para destruirla. Ni siquiera odiosos graffitis rayaban las paredes. Todo era perfecto y nada ocurría.

Esa época se llamaba dictadura y sé muy bien por qué…

…es un tiempo en el que no me gustaría volver a vivir.

Leo Silva

lunes, 12 de agosto de 2013

VALPARAÍSO YA NO ES PANCHO


Fotografía tomada desde el blog El espía Ignaciano

Fue el faro que anunciaba la llegada a Valparaíso. Una luminaria en su torre la cual los marinos del mundo reconocían inmediatamente.

Hemos llegado a Valparaíso!!!

Finalmente después de cruzar el Cabo de Hornos y navegar muchas millas hemos llegado a PANCHO. Podremos desembarcar y desatar nuestra alegría.

La Iglesia de San Francisco en Cerro Barón. La más antigua iglesia en pie en la ciudad. Terminada de construir en 1846, declarada monumento nacional en 1983, es por lo cual Valparaíso comenzó a ser conocido como Pancho. El apropiado apodo a los Franciscos en Latinoamérica. Un “mote” marinero. Símbolo de recalada segura y alegre. Una luz en el nublado puerto, siempre ahí.

El paso del tiempo la fue dejando atrás como una muestra patente de la desidia porteña. Vieja, sin mantención, destartalada. Su estructura de ladrillos solo habitada por palomas y centro cansino de los servicios religiosos del lugar. Un monasterio franciscano detenido en el tiempo.

Incendios, tres de ellos y terremotos. Casi no vale la pena hacer un recuento de sus tragedias. No es el punto. Sí lo es poner atención en lo que realmente nos está diciendo esta iglesia que todavía habla, que desde su agonía final por su último siniestro, destruida completamente, nos envía un mensaje.

A diez años del nombramiento de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fecha celebrada con eventos oficiales y fanfarria, aún no tenemos una política clara proactiva de protección patrimonial, tanto tangible como intangible. Nuestros referentes se destruyen y nuestros ritos se pierden.

Hemos levantado voces y escrito artículos de manera repetitiva – y que nos hacen correr el riesgo de convertirnos en monotemáticos– que anuncian y gritan sobre la necesidad de avanzar seriamente en la protección de nuestro patrimonio. No solo pintura de fachadas, no solo estudios de proyectos en los que se invierten y se pierden todos los recursos sino que un plan de verdad visionario, que nos proyecte y que nos proteja.

Cansados ya. Escribimos menos pues nuestros artículos y publicaciones no tienen eco, vamos dejando paulatinamente nuestros ánimos ciudadanos de compromiso y nos sumamos fatigados a la desidia.

Hartos de ver autoridades llorosas cuando un siniestro nos destruye un ascensor (recuerden Lecheros), edificios patrimoniales o quebradas enteras. Agotados de anunciar futuras catástrofes y de proponer planes o de denunciar planes propuestos y no escuchados por las autoridades.

Lea artículo Patrimonio Incinerado...>>

Lea Comentario de Edgard Guíñez M, en el periódico ciudadano Mi Valparaíso...>>

Lea carta al director de El Mercurio Blogs de Cristián Warnkern...>>

Tras dos intentos de restauración, la catástrofe de verdad era cuestión de tiempo. Mientras no existan planes ciertos de protección patrimonial, esto seguirá ocurriendo.

La fatalidad cae como una sombra sobre Valparaíso. Ya no nos quedan comentarios al respecto cuando una desgracia de esta naturaleza ocurre.

Sin embargo, el templo de San Francisco nos sigue hablando y llamando la atención. Esta vez ya no nos indica que se ha llegado a buen puerto como a los viejos marinos. Ahora nos manda otro mensaje. La iglesia porfiada no ha querido que se la toque y se la mejore.

En una ciudad donde los ojos están puestos en otros negocios; donde se promueve el cambio de fisonomía de los cerros que se comienzan a llenar de torres y edificios que ya habían tapado casi por completo a la torre de la Iglesia, donde ya nadie puede verla; en un lugar donde las autoridades están empecinadas en la construcción de un Mall y de estacionamientos subterráneos bajo las plazas emblemáticas de la ciudad, definitivamente las voluntades no están para el lado de la protección de nuestro patrimonio.

Un faro es una guía, un punto de orientación en la navegación. La Iglesia de San Francisco lo fue y hoy nos dice que definitivamente aquí, en Valparaíso, se ha perdido todo rumbo.

La Iglesia de San Francisco dice: Ya Valparaíso ha dejado de ser Pancho.

Leo Silva

domingo, 5 de mayo de 2013

Aldo Bravo. Maestro de lo sutil



Vengo recién llegando de la Exposición de Grabados de Aldo Bravo. Un hermoso acontecimiento. No mucha gente por la lluvia de mayo, pero el clima preciso para la muestra.

No me gustan mucho las inauguraciones. Por lo general no asisto a ninguna, solo en contadas ocasiones. Me cuestan, no tengo claro por qué.

Aquel movimiento social, tan necesario para el artista, me aleja de su obra. Tanta gente de pronto que no se puede apreciar la muestra. Subí rápido al sector de exposiciones para disfrutar de lo simple, observar y contemplar la obra del maestro. Al poco tiempo llegó todo el mundo y cuando estaba por la tercera obra, apareció el conocido de siempre. Interesante persona por cierto, había que sumergirse en la charla de los proyectos.

Al fin queda poca gente y puedo repasar la obra de grabados expuesta.

No hay caso. Aldo Bravo tiene una composición y un manejo del contraste notables. Su técnica es preciosa. Tiene croquis y ahí radica el inmenso detalle. Pocos segundos antes crucé unas palabras con el maestro. Me comentaba que veía una escena emergente muy potente en el grabado de Valparaíso. Veía mucha técnica pero falta de contenido. Mucho meterle mano a la matriz, experimentar, pero poco ojo al dibujo.

Cuando el maestro habla de contenido, justamente se está refiriendo al croquis previo. Dibuja, sí. Pero solamente dibuja???

Sin duda que no se trata del dibujo solo como técnica, sino como la contemplación de un momento, la detención de un lapso de tiempo ante el objeto. Su estudio, el goce en descubrir su belleza y finalmente la poesía de la composición. Objeto, trazo, línea, construcción, juego de formas, referentes, textura al fin, todo un proceso.

Sus grabados están llenos de sutilezas y se me ocurre que Aldo es un maestro de lo sutil. Si reviso mentalmente lo que conozco de su obra pictórica, encuentro esa unión de concepto en la sutileza que lo acerca a la poesía.


Sus referentes aparecen inmediatamente. Es obvio que la obra de Picasso siempre influyó en su sentido estético. Es hijo de esa época y no lo niega. Pero le da “una vuelta a la tuerca” porque la obra del monstruo Picasso lo es todo menos sutil. Curiosamente, otro Pablo se me viene a la mente cuando veo la obra de Aldo. Existe algo indescifrable en la observación del objeto que me recuerda al telúrico Neruda. Por eso la poesía, hay un ritmo y métrica en la obra gráfica de Aldo Bravo.

Camino observando sus cuadros. De lejos primero. De cerca después.

Lejos para observar el conjunto, la armonía en la composición y el juego de contrastes. Su blanco y negro y semitono en color no es duro.

Cerca para disfrutar del trazo. Del corte en la madera o del ácido en la plancha. La técnica es deliciosa.

Me sorprendo. Veo los tirajes de los grabados. Hay un “Hombre con Chal” de corbata humita roja. Dice 1/10.

1/10????

Eso quiere decir que es el primer original de 10 y está notable. 

No es fácil exhibir un “primer original”. Por lo general el resultado va tomando valor en la medida que va pasando por prensa. La tinta y la matriz, por decirlo así, se estabilizan, pero este 1 de 10 es genial. El color luce lleno, el contraste se favorece, denota el conocimiento profundo de la técnica que al final se traduce en un primer original bellísimo. Casi me gustaría ver los otros 9 para disfrutar del resultado total del tiraje.

Los recuerdos me embargan. Una vez comenté que mi primer acercamiento al arte había sido en las visitas familiares a la casa de los Bravo. Yo era un niño muy pequeño, tan pequeño que no alcanzaba ni para los juegos de los otros más grandes. Sin embargo, eso me daba la posibilidad de observar. Todo para mí era arte en esa casa. La sola arquitectura, la composición de los objetos, hasta un pez naranja en una pecera redonda con piedras blancas al fondo. Tan limpio, tan preciso. Incluso las formas lentas y submarinas de aquel pez parecían estar dentro de concepto.

Para mí, ellos, la familia, no eran personas. Eran ángeles. Laaaaarrrgoos y delgados, casi transparentes y vaporosos. Y esos cuadros de figuras delgadas y largas. Manteles impresos en serigrafía, imágenes de danzarinas, un piano que alguien tocaba.

Me preguntaba. Cómo puede él capturar lo inasible??? Cómo logra retratarlo proyectando esa poesía???

El maestro lo dice; “Hay que dibujar mucho, hay que hacer el croquis, hay que detenerse para retratar ese lapsus de tiempo, para componer la belleza de ese minuto, traducirla…”

Salgo de la sala en calle Esmeralda y camino por un Valparaíso lluvioso. Un sentimiento de belleza invade mi alma, el mismo sentimiento de cuando era niño.

El maestro Aldo Bravo de nuevo exponiendo en Valparaíso y yo…

… reencontrándome con mi blog con este texto íntimo.

Exposición, grabados de Aldo Bravo – 09 al 31 de mayo. Instituto Norteamericano de Cultura - Valparaíso

Leo Silva

martes, 25 de septiembre de 2012

Patrimonio Incinerado



Todos los edificios antiguos de Valparaíso que se encuentran de pie en el centro de la ciudad, todos aquellos hermosos - en su mayoría posteriores a 1906 -, todos esos patrimoniales, algunos incluso con protección como monumentos nacionales, todos - excepto uno o dos que pertenecen a la Armada de Chile -, los demás todos, no importando si son neoclásicos franceses, art deco, fusión pastiche, Bauhaus, todos!!!!

…están en peligro de incendiarse de un momento a otro y terminar incinerados. Son literalmente una bomba de tiempo.

Todos!!!

En todos ellos se pueden apreciar un enjambre de cables que, cual jungla, suben y cuelgan y se conectan a enchufes añosos que resisten dos o tres “triples de distribución” donde se multiplican las conexiones y, cual red, surgen más y más de estos cables que reparten la energía eléctrica de una manera precaria. Muchos de estos edificios tienen divididas sus dependencias en pequeñas oficinas de todo tipo: Contables, fotográficas, gráficas, fotocopias, pequeñas imprentas. Todas con computadores, máquinas de impresión, máquinas de copias, diferentes tipos de alumbrados, etc.


Uno no necesita ser un técnico especializado para darse cuenta de que toda esta red energética se nutre en muchos casos de la red original del inmueble. Una que nunca fue pensada para soportar más de unas lámparas de alumbrado y como mucho una plancha caliente. Aquellas redes eléctricas añosas, de un cable amarillo que va bordeando toda la construcción separados unos cuantos centímetros de la pared.

Así, no es extraño que todos los años tengamos un incendio de proporciones que deje como mucho una fachada la cual se apuntala en la espera infinita de algún proyecto patrimonial que la rescate. Esto si está en el sector patrimonial, porque sino, se bota y ahí una nueva torre nada patrimonial comenzará a depositar su sombra acrílica.


No, la verdad no me parece extraño. Que se quemen estos hermosos edificios que deberíamos cuidar como huesos de santos patronos. Que se incineren ante la cara perpleja del alcalde de turno. Que queden hechos brasas ante las palabras de la encargada del patrimonio de Valparaíso, que con seguridad dirá que el predio estaba siendo sometido a una restauración, cuando la verdad es que solo estaba siendo (si es que) maquillado con un poquito de pintura color pastel. De verdad que no me parece extraño. Me parece lógico, previsible, esperable, completamente predecible.

Lo que me parece increíble es que siendo está una ciudad patrimonial, todavía esta obviedad como la que acabo de describir anteriormente, no tenga un plan de contingencia organizado. Pero qué plan va a existir. Si ni siquiera hay un plan maestro del patrimonio de la humanidad. Algo que cualquier ciudad corre para diseñar apenas se le otorga la nominación (si es que no tiene previamente hecha la tarea), para cumplir y proteger aquello que le ha valido el HONOR que le otorga ser considerado PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD!!!!!!!

Ningún alcalde de cualquier color, de cualquier temperatura política ha realizado esa tarea. Creo que han pasado como tres y una sola persona sentada en el escritorio de la Protección Patrimonial. Viajes, experiencias, dinero de sueldo, etc Y… Nada!!! No hay plan ninguno!!!

Entonces... Es realmente extraño que el patrimonio, aparte de caerse a pedazos, se este quemando???

Hace unos días, uno de los edificios más hermosos de Valparaíso, el Teatro Imperio, una de las fachadas más imponentes y lo que le restaba dentro de su actividad original, ardió completamente. Un horror!!!!


Sin embargo, es tan sorprendente esto cuando vemos la voluntad política de protección a la cual se le tenía sometido???

Ninguna voluntad de protección. El añoso teatro albergaba a una feria “persartesanal” (seamos honestos aunque duela. Esa feria no era un centro de cultura artesanal, sino que una feria de variedades kitsch), tres galerías de tienditas que necesitaban energía eléctrica para alumbrar sus estantes. No está del todo claro si fue una falla eléctrica que provocó el siniestro. No importa. Lo importante aquí es que ese era el criterio de protección patrimonial para ese edificio, esa era la voluntad. Ninguna!!!. Meterle una feria de dudosa calidad dentro, cualquier cosa, hasta una feria de verduras podía funcionar ahí. De hecho ahora la feria se va para otro lado, podía funcionar en cualquier otro lugar, pero estaba ahí en el antiguo y hermoso edificio que ya se quemó.

El otro día leía a un especialista en patrimonio quien, en una interesante entrevista, comentaba que la técnica para proyectar una buena protección patrimonial era ampliar esta área, sumando inmuebles y zonas que se encuentran fuera del área originalmente nombrada como Patrimonio. Dice él que muchas veces le ha planteado esto a la encargada técnica de la protección patrimonial. Contrariamente, al parecer lo que se busca en Valparaíso es constreñir, apretar el área, acotarla aun más. Esto es como si tener un patrimonio se hubiese transformado en un “cacho”. En especial cuando la encargada técnica tiene una visión “Reñaquina” y modernista para Valparaíso.

Entonces. Es tan extraordinario así que se nos queme el patrimonio???

Como no involucrar a la empresa de energía local para que haga un diagnóstico de cada edificio antiguo y en actitud patrimonial (y de responsabilidad social corporativa), comenzar a regularizar cada una de estas instalaciones sin cobrar un peso???. Al final son clientes que ya han consumido y seguirán consumiendo su energía eléctrica.

No hay ninguna idea más al respecto??

No hay proactividad???

Cada uno en su negocio y que Valparaíso se queme por completo???


Otro secreto a voces comienza a circular en la ciudad y aunque no es nada probado, da cuenta de la sensación general y de otro gran problema que surge de la nula voluntad de protección patrimonial: Al no estar claro qué fue lo que sucedió esa noche, ha surgido la sospecha de que el edificio del Teatro Imperio se quemó a encargo, pues hay varias empresas constructoras sedientas por ese espacio.

Es decir, el negocio inmobiliario sale al baile al no estar acotada la protección patrimonial.

Es tan extraño todo esto??

Claro que no es extraño!!!

Lo único claro es que nuestro patrimonio al parecer está para la chacota. En manos de nadie, sin ningún proyecto, y nula visión...

... A punto de quemarse e incinerarse en cualquier momento.

Leo Silva

viernes, 18 de mayo de 2012

La paradoja de lo real y la escenografía.



Están ahí, casi en la misma esquina, casi frente a frente y son diametralmente opuestos. Dos locales que se encuentran en quizás, uno de los puntos neurálgicos de la ciudad. La Plaza Aníbal Pinto, donde convergen varias calles en una de las típicas aberraciones urbanísticas de Valparaíso que por lo mismo se convierte en un punto de encuentro, en una encrucijada.

Varios cafés que sostienen el ambiente bohemio, algunos de ellos ya se han atrevido a poner las sillas en la calzada, aportándole al lugar un exquisito toque cosmopolita. Cafés de sugestivos e inspiradores nombres: Café de los Poetas, Café Avenida, El Subterráneo. La plaza misma, pequeña, de solo dos palmeras, se ha convertido en un sitio de encuentros artísticos. De hecho, suele lucir unas graderías para poder disfrutar ahí de los espectáculos musicales o de clowns. El lugar tiene cierta magia y da cuenta del quehacer intelectual de la ciudad.

Sin embargo, también se vive ahí uno de los típicos paradigmas patrimoniales a los que Valparaíso está sometido, simplemente por no tener una idea clara de lo que significa “patrimonio”. Esta contradicción que sucede en los cerros emblemáticos y turísticos, donde se han manoseado viejas estructuras con el fin de transformarlas en hoteles o emprendimientos, bodrios semi-modernos, ensaladas kitsch, hoy, esta contradicción ha llegado a las calles mismas en una esquina emblemática, agrediendo el sentido común mínimo y uno de nuestros referentes porteños.

Hace un tiempo atrás desapareció de ahí uno de los cafés representativos del sector, el café Riquet, local de reunión tradicional. Hoy se ha transformado el lugar en una Botica “patrimonial”. Una cadena de farmacias puso ahí una de sus sucursales y, para que no resultara tan violenta y jugar el juego políticamente correcto de la protección patrimonial, la disfrazó de botica antigua. Hermosas fotografías en sepia, una especie de pequeño museo, mucho mueble de madera con los nombres de antiguas yerbas, etc. Bastante bonito, una producción cuidada. Solo que para mí no pasa de una escenografía. De algo que no estaba ahí y que nunca fue. Podrán decirme que se hizo un esfuerzo y lo concedo, pero deben concederme también que no es patrimonial.

Sin embargo, enfrentada a este lugar, en el viejo edificio de la plaza que data de mucho antes de 1900, se encuentra la librería Ivens, un referente de las tiendas del lugar, comparable solo a su vecino bohemio del frente, el Bar Cinzano. La Ivens está ahí desde que tengo memoria, siempre es un agrado detenerse en sus vitrinas a disfrutar de las publicaciones. Dentro, no solo se venden libros, revistas y guías turísticas, también se puede encontrar abundante material del cómic local, revistas editadas a pulso, talentos en ciernes que tienen su lugar de salida al público en sus estantes.


La librería Ivens está viva y sostiene el quehacer que le aporta la atmósfera al lugar. En sus entrañas, casi catacumbas, hay un salón donde hacen sus veladas “Les Enfants Terribles”, un grupo de escritores e intelectuales que se reúnen ahí a develar sus charlas, sus fijaciones, sus escritos. Es un quehacer casi secreto. No porque sea una actividad peligrosa, pero en sigilo y manejando el bajo perfil se juntan tal cual su naturaleza discreta, en subterráneo. No son un grupo que busque la rimbombancia de los círculos establecidos y tampoco son un grupo de emergentes cualquiera. Son poetas y escritores destacados que publican, que charlan, que crean. Son los sostenedores, junto a otros grupos, que se dan cita en otros lugares de este Valparaíso Patrimonio Cultural del país.

Si usted pensó que la actividad intelectual, aquella romántica de escritores que conversan en tertulia, que se reúnen a beber café y a desarrollar su arte, es una cosa del pasado y que solo puede ver en películas que remiten a un París trasnochado, está equivocado. En Valparaíso está vivo, solo que sucede literalmente bajo sus pies, subterráneamente.

Esto es lo que llamamos patrimonio vivo. Un lugar donde las cosas suceden originalmente y desde hace mucho tiempo, una alquimia total entre lugar físico y actividad. Esto es lo que en Valparaíso deberíamos cuidar como una joya preciosa y exótica, pues aquellos que le aportan carácter a la ciudad son sus habitantes y las actividades que llevan a cabo. Sin ellos, esta ciudad sería una maqueta, una escenografía sin vida y sin historia. Hay que recordar que Valparaíso recibió su título de Patrimonio Cultural de la Humanidad el 2003, justamente por conservar ese legado histórico cultural, “el legado que recibimos del pasado, lo que vivimos en el presente y lo que trasmitimos a generaciones futuras” y no solamente por tener casas antiguas encaramadas en laberinto por los cerros.

Tristemente, esta librería de verdad patrimonial, deberá cerrar sus puertas. Un nuevo dueño de todo el inmueble ha elevado el precio del arriendo violentamente y se hace imposible sostener a la vieja Ivens en el mismo lugar. En el local, ha puesto sus ojos (y sus promesas de dinero) una de las tantas compañías de telefonía móvil, la que pondrá ahí una de sus coloradas y chillonas oficinas.

Entiendo la lógica del negocio. La idea de comprarse un edificio y querer sacarle el mayor partido monetario posible. Pero por favor!!!!

Alguien me puede decir qué demonios hará una horrible oficina de celulares en una esquina tradicionalmente literaria, de espectáculos, de cafés, de reunión poética???

Al no tener reglas claras sobre lo que significa nuestro patrimonio, al haber suspendido en el tiempo la discusión patrimonial, lo único que va quedando es apelar a la cuestionable conciencia de los que tienen dinero - y pueden hacer un negocio - y esperar a tener la suerte de que su conciencia les hable y les diga… Ahí no se puede porque es un punto delicado de la cultura porteña.

Puede suceder que algún día llegue otro poder monetario y compre a buen valor el edificio del frente y suba la renta desmesuradamente a sus locatarios y finalmente el Bar Cinzano tenga que cerrar sus puertas porque en ese lugar nacerá una nueva farmacia????

Telefonía celular y farmacias en cada esquina de la ciudad. La fórmula para mí es clara. La enfermedad de la histeria comunicacional inmediata y los que les venden sus medicinas. Estamos todos tan enfermos así???

Enfermo me siento yo cuando me agreden de esta forma, porque el cierre de los referentes es una agresión a nuestra alma.

Enfermo con ganas de gritar cuando las esquinas de mi identidad se van transformando en un bodrio comercial.

Enfermo hasta el grito cuando leo que hay personas que apoyan esta “modernidad y progreso” y que desde sus escritorios deberían atender su labor de protectores culturales patrimoniales.

La librería Ivens sí importa y mucho. Necesitamos más poetas charlando en Valparaíso, en sus reductos originales. Justamente son la medicina contra los males celulares actuales.

Son los avatares del mercado, me dijo un amigo, nada qué hacer…

… ok, entonces si la regla es esa, de verdad aquí no hay nada qué hacer y Valparaíso y su patrimonio vive entonces en riesgo, por estar a merced del mejor postor.

Así, no hay patrimonio que resista.

Leo Silva

domingo, 25 de marzo de 2012

De Ascensores y Malles (El peor de todos los males)


(Stencil anónimo, Valpo.)

Las últimas noticias sobre los ascensores de Valparaíso y el Mall - en el sector de Barón - no son para nada auspiciadoras.

Todo lo que se sabe de los ascensores hoy día y sobre su compra por parte del estado, el robo de cables sufrido por uno, la situación de las reparaciones de otros. Todo parece estar en un terminal stand by.

En el caso del Mall puerto Barón, solo se conoce del inminente inicio de obras de esta mega construcción para el primer semestre de este año, así anunciado por la empresa Mall Plaza. El hermetismo de la información es tal, que ni los concejales de la ciudad conocen a cabalidad el proyecto final.

Todo se ha vuelto hermético, oscuro. Todo camina agazapado bajo una cortina de humo. No hay información, no hay claridad por parte de los ciudadanos. Solo los que saben, también saben el por qué de la ausencia de información. Algo huele muy mal en todo esto, algo parece terriblemente sospechoso, es como si hubiese un plan maestro que se ha activado y del cual no tenemos idea.

La lucha local por reactivar los ascensores, las marchas exigiendo su reapertura, los encaramientos públicos a las autoridades, las manifestaciones ciudadanas en contra del Mall Puerto Barón, no han corrido mejor suerte. Las Movilizaciones sociales que ocurren hoy en todo el país poniendo en primer plano problemáticas mayores, han relegado a un mortal segundo o tercer plano nuestra lucha local que en comparación con las grandes demandas, las grandes necesidades, aparecen casi banales.


Hasta podríamos decir que estas grandes demandas sociales, justas por lo demás, que ocuparon las calles y los titulares de todo el año 2011 y que prometen con continuar este año, en materia de las problemáticas patrimoniales locales, les han venido bastante bien a las autoridades regionales, que antes de eso se veían completamente ahogadas ante un Valparaíso que encaraba y exigía, pues donde la mirada ha cambiado el foco, ahí donde se ha dejado de observar, justamente se ha suspendido el trabajo y se ha avanzado aprobando aquello que no queríamos que se aprobara.

Los trabajos en ascensor Barón lucen detenidos. Lo mismo sucede con los trabajos en ascensor San Agustín. Se anunciaron los trabajos para ascensor Van Buren, el menos emblemático de la ciudad y con pompa se anunció la compra de 10 de los 15 ascensores de la ciudad.


Sin embargo, ya no hay más noticias al respecto. El tiempo pasa y todo parece quedar en promesas e intenciones sin concluir.

Resulta realmente agotador tener que dedicar tiempo para explicar una y otra vez, artículo por artículo, prácticamente uno al año, para reseñar lo importante que es nuestra cultura y nuestra identidad y los hitos que las traducen. Y del porqué, reparar y poner en funcionamiento los ascensores de Valparaíso y respetar la vocación portuaria de la ciudad nos resulta tan importante.

Estos hitos no hacen más que traducirnos. En cada uno de nosotros, los porteños, profundamente en nuestro ADN, se encuentra un gen de los elevadores de la ciudad. Todo lo que somos, está directamente relacionado con cómo la ciudad es. Una simbiosis desentrañable. Esto es lo que se llama identidad.

Si nuestros hitos no se respetan, si nuestra natural vocación no se respeta, si se intenta cambiar a la ciudad y transformarla en algo que no es, en una especie de Miami Cancunesco, ensalada kitsch foránea de Mall brillante con tiendas de comida Fast food, lockers, palmeritas caribeñas, etc. Es el comienzo del fin de Valparaíso así como lo conocemos. Con eso se instaura un mal concepto de progreso, se tomará y se validará esa línea conductual para realizar otros proyectos de la misma índole y así la ciudad se llenará de hoteles que no respeten la arquitectura tradicional y que solo mantengan una fachada, edificios acrílicos de “arquitectura internacional”, torres en los cerros, modernización de calles que deben ser restauradas. Después de eso, todo puede suceder.

Quizás los chilotes de Castro pidan a gritos un Mall. Bien por ellos que ya se los construyen (o mal por ellos que les agrede terriblemente su hermosa ciudad). Pero nosotros no. No queremos un Mall en Valparaíso y sí queremos todos nuestros ascensores funcionando e iluminados ahora ya!!!!.


Como empresario turístico repetiré hasta el cansancio que nuestros turistas no vienen a ver un Mall. Vienen a ver nuestros ascensores, nuestra solución a la chilena, eso les encanta. No vienen a ver un país pretencioso e aspiracionista. Una ciudad tercer mundista que “muestra la hilacha” tremendamente cuando se siente orgullosa de tener un Mall. Cuando eso suceda no querrán venir más justamente porque vienen arrancando de eso que les sobra.

Entonces, cuando percibo la dimensión oculta en que todo esto se lleva, me nace la sospecha (a la cual tengo derecho) de que esto es justamente lo que se pretende. Abrir una ciudad al negocio inmobiliario, avanzar a todo aquello que se transforme en un business, depredar los cerros, cambiar los planes reguladores, dejar morirse hasta sacar todo aquello lo que a nuestros genios mercantiles les parece feo, horrible, desgastado, cochino, inmundo. Fuera con los ascensores, fuera con los trolebuses, boten las casas viejas, maten a los perros… para finalmente, “Sáquenme a esta gente atorrante y libertina que se cuelga de cualquier rincón”.


La realidad se viene encima; se comenzará a construir un Mall y los ascensores de la ciudad cuelgan de un hilo de donde pende su compra por el estado. Es curioso darse cuenta que esta compra no nos asegura para nada que el propio estado vaya realmente a repararlos y ponerlos en funcionamiento. Aún no sabemos nada de un plan integral de reactivación después de que la compra sea eventualmente efectuada algún día.

Entre tanta nebulosa, un comentario efectuado en susurros que escuché en el ascensor Concepción. Este y el Ascensor Artillería (los más turísticos de la ciudad) serían cerrados inminentemente entre junio y julio. No se renovarían las patentes por parte de la compañía que los posee y su personal ya ha sido avisado. Esa es la realidad, lo demás son solo noticias oficiales de televisión.

Esperarán las autoridades a que salgamos a la calle en plan de protesta con ganas de tomarnos la Av. Pedro Montt, de cerrar la entrada a Valparaíso para ser oídos finalmente???
Porque esa parece ser la manera instaurada hoy día para poner los temas en la agenda.

De qué manera les decimos lo evidentemente claro???

Los Porteños, no queremos un Mall!!!!!


Los Porteños, sí queremos todos los ascensores de la ciudad funcionando ya!!!!!!

Leo Silva