Ya hace un par de días había tenido un adelanto sobre este tema. Me encontraba guiando a un grupo de franceses en el ascensor Larraín, mostrándolo desde la calle pues solo funciona en los horarios de mayor movimiento. Estaba dando las explicaciones y una señora se me acercó y me dijo que me esperaría para hablarme de algo. Tuve que dejar a mis pasajeros por unos segundos para atender a la señora.
Señor, me dijo, usted que muestra tanto estos ascensores, podrá hacer algo para que éste vuelva a funcionar a tiempo completo??? Vea usted, debemos bajar y subir las escalas y el ascensor nos servía tanto.
Tuve que decirle que no podía hacer nada. Quisiera tanto haberle dicho que podía hacerlo todo. Sin embargo, solo muestro los ascensores y la ciudad. Aunque la gente vea en mí a alguien que articula cosas, en esta materia estoy tan de manos atadas y tan perplejo como el resto de los habitantes de la ciudad.
El texto de la consulta de la señora revela uno de los dramas del cierre de los ascensores: el cotidiano del porteño que los usa como medio de transporte. Esta tragedia social es la menos valorada, la menos publicitada. Ante la grandilocuencia de ser considerados eventos turísticos y monumentos patrimoniales, la preocupación de la señora del cerro Larraín queda reducida a un detalle. Dramático pero real.
La debacle de los ascensores se ha venido in crescendo, reflejando la falta de visión y de gestión de todos los involucrados en su mantención. Pero también debemos ser críticos con nosotros mismos; los habitantes de la ciudad que aún dormimos un letargo y esperamos que otros nos solucionen los problemas que deberíamos tomar en nuestras propias manos, organizándonos, buscando soluciones, siendo inquietos y activos y no pasivos.
Pasemos una breve revista al estado de los ascensores, pues la tragedia del cierre de Monjas, Mariposa y Florida es solo parte de la delicada situación que ya de años están viviendo nuestros funiculares.
Ascensor Barón (Administración: Municipalidad de Valparaíso): Cerrado desde hace ya varios años por un problema en su maquinaria. En su sala de máquinas había una sencilla pero hermosa exposición de fotos antiguas de todos los ascensores. La sala ha sido saqueada y han desaparecido todas las fotografías y las viejas herramientas. El ascensor ya da muestras de abandono y sus carros lucen grafiteados.
Ascensor Lecheros (Administración: Privado): Detenido desde hace unos dos años por un incendio en su estación baja que dio cuenta de uno de sus carros. Es el único ascensor privado de la ciudad que pertenece a don Justo Maturana (o pertenecía, no sé si su situación ha cambiado). En el lugar de su estación baja hoy en día hay un lugar para estacionar autos.
Ascensor Larraín (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Funcionando desde hace unos meses solo en horarios de mayor movimiento. Mal indicio pues los ascensores que cerraron justamente estaban abriendo solo en horarios de alto movimiento.
Ascensor Polanco (Administración: Municipalidad de Valparaíso): Funcionando en horario continuado, sin embargo su estado es delicado y frecuentemente debe ser detenido para ser reparado. El hecho de que sea el único ascensor como tal lo convierte en área de gran interés turístico.
Ascensor Monjas (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Recién Cerrado
Ascensor Mariposa (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Recién Cerrado
Ascensor Florida (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Recién cerrado
Ascensor Espíritu Santo (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Funcionando y se le ve saludable. Llega a sector de Museo a Cielo Abierto, área de creciente interés turístico.
Ascensor Reina Victoria (Administración: Municipalidad de Valparaíso): Recientemente reparado y puesto en funcionamiento. Es uno de los accesos a una de las áreas más turísticas de la ciudad.
Ascensor Concepción (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Funcionando y saludable. Es uno de los ascensores en donde se pueden apreciar reparaciones y arreglos en sus carros. Uno de los ascensores que más movimiento tiene, pues llega al sector más turístico de la ciudad.
Ascensor el Peral (Administración: Municipalidad de Valparaíso): Funcionando. También es acceso a un área de gran interés turístico.
Ascensor San Agustín (Administración: Municipalidad de Valparaíso): Recientemente reparado sin embargo, al parecer funciona solo en horarios de gran movimiento de público.
Ascensor Cordillera (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Desconozco si está funcionando, solo puedo decir que cada vez que paso por el lugar lo veo detenido. Este ascensor sufrió una modificación de su estación baja completamente fuera de cuidado patrimonial. La calle Serrano fue posteriormente modificada bajo un concepto historicista con empedrado en su calle. Esto provoca que quede en evidencia la horrible modificación de la estación baja del ascensor.
Ascensor Artillería (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Funcionando y saludable. También se puede apreciar el constante cuidado de sus estaciones y de todo el emplazamiento. Sirve de acceso a un área de gran interés turístico Es el sector más visitado por las compañías que mueven pasajeros de cruceros. En temporada alta se pueden apreciar las filas de personas esperando a tomar el ascensor.
Ascensor Villaseca (Administración: Comp. De Ascensores mecánicos de Valpo.): Cerrado por los trabajos realizados en el área del nuevo acceso al puerto. Este trabajo ya está finalizado y el ascensor aún no se pone en funcionamiento.
En mi caso particular, ha sido dramático porque los he visto caer uno a uno. Comenzaba con mis circuitos en Ascensor Barón y seguía a Lecheros. Después me tuve que mover a Larraín y ahora solo tengo Polanco en el área de Av. Argentina. También solía mostrar Florida. Ya no los tengo.
Una reflexión sobre los ascensores detenidos: El tiempo sin actividad va deteriorando maquinarias y estructuras, haciendo aún más complejo y oneroso ponerlos en actividad nuevamente. Cada día que pasa, la situación se complica.
Una reflexión sobre los ascensores funcionando: La mayoría de los que se encuentran o se notan saludables son accesos de áreas de interés turístico, convirtiendo al ascensor en parte del atractivo del lugar y por lo tanto, teniendo gran afluencia de público.
Esto nos hace caer en cuenta que el gran problema de los ascensores de Valparaíso es su gestión comercial. Aparte, claro está, de cuando sufren una avería en sus maquinarias y que en sus estructuras hay evidentes problemas de vejez. Si los ascensores cerrados hubiesen tenido un buen flujo de pasajeros, no habría sido necesario cerrarlos y se habrían podido potenciar utilizando sus propios recursos. Un ascensor es una empresa y quien lo administre debe luchar constantemente para tener pasajeros y no confiar en el flujo cautivo que le da su sector. Como todo empresario, quien administre los ascensores debe hacer uso de su creatividad y de sus posibilidades de gestión y no descansar en la posibilidad, remota, de que el estado le subsidie o le dé recursos para mantener su negocio.
Esto me recuerda inmediatamente un proyecto que funcionó muy bien y que al momento de ser llevado a cabo, yo pensé que serviría de antecedente para futuras gestiones. Me refiero al proyecto de “Un Ascensor un Barrio” que potenció la Fundación Valparaíso.
Antes de desarrollar este punto, me permitiré la libertad de declarar, con Biblia en mano, que no tengo ninguna relación con la Fundación Valparaíso, ni con su fundador Todd Temkin, más que una profunda admiración por su gestión y preocupación constante por los temas ciudadanos, y por estar constantemente al frente de los proyectos patrimoniales, siempre activos y propositivos. Digo esto para evitar la natural desconfianza nacional. Soy absolutamente independiente y mi opinión es solo la de un porteño más.
La Fundación encargó un estudio con respecto a los ascensores, previendo la situación límite en que se encuentran en este momento. Hay que recordar que los ascensores de Valparaíso fueron nombrados uno de los 100 monumentos del mundo en mayor peligro de extinción por la ONG World Monuments Fund.
El estudio encargado les arrojó la interesante conclusión de que si el barrio al cual llegaba el ascensor se potenciaba, inmediatamente se mejoraba la plusvalía del lugar y como un efecto colateral el ascensor mejoraba su movimiento de pasajeros. La Fundación puso en práctica esta teoría en el barrio en donde llega el Ascensor Espíritu Santo. Se consiguieron recursos, pinturas, se involucró a los vecinos y a la participación ciudadana, sin discursos, sino que con propuestas: estudiantes de diseño compitieron para presentar proyectos de pinturas de casas, los vecinos escogieron el que más los identificaba y ahí tenemos ahora el barrio Bellavista, en donde se encuentra el museo a Cielo Abierto (también un poco abandonado a su suerte), la hermosa postal de las casas de colores y el ascensor Espíritu Santo con un flujo constante de pasajeros que visitan el área subiendo hasta la casa de Neruda “La Sebastiana”. Really clever Gringo, my congratulations.
Éste es justamente el camino a seguir. Los ascensores no son solos. Están íntimamente relacionados al barrio donde llegan, son parte de la identidad del sector y si se desea intervenirlos, se debe partir por indagar qué está pasando en el área a la que pertenecen.
Un ejemplo de esto podrían ser ascensor Barón y Lecheros. Hoy en día, ambos ascensores llegan directamente al conglomerado de multitiendas de Av. Argentina – sector Barón. También hay un área de interés turístico y espacio público en Muelle Barón y paseo Wheelwright. Por qué no involucrar a estas multitiendas en la recuperación de sus vecinos ascensores???. Que pongan grandes letreros publicitando su buena voluntad, su actitud de buenos vecinos, etc. Esto ayuda a posicionar su marca y genera identidad corporativa con el sector. Es marketing y es gestión patrimonial y es sumar dos flujos de clientes a las puertas de sus negocios. De paso los ascensores estarían funcionando, con buen número de pasajeros, lo que les daría una mejor situación económica.
Hoy en día lo que tenemos son las noticias de las grandes discusiones entre Municipalidad de Valparaíso, Gobierno Regional, Consejo de Monumentos Nacionales, Departamento de Patrimonio, etc. Unos dicen una cosa, los otros le replican, todos se tiran la pelota y tres ascensores se cierran y otros están en peligro de cerrarse. Proyectos anunciados con pompa, ideas que relacionan a los ascensores con los Trolleybuses y Merval, ideas y más proyectos, y la única solución posible de pedirle al estado de rodillas que proporcione fondos para cuidar los ascensores.
De los dineros que aportó el BID para el cuidado de los ascensores, mejor ni preguntar. Eso daría para otra columna, para una investigación y muy probablemente para una auditoría.
Hoy en día la gestión patrimonial debe pasar por la creatividad, debe pasar también por la gestión comercial, por el desarrollo de los lugares tomando en cuenta su identidad y convertirla en un producto que de recursos. Eso probó el proyecto “Un Ascensor Un Barrio”.
Tener a 15 ascensores patrimoniales en Valparaíso es un lujo.
No cuidarlos, no potenciarlos, abandonarlos y cerrarlos constituye una farra.
Leo Silva
Una reflexión sobre los ascensores funcionando: La mayoría de los que se encuentran o se notan saludables son accesos de áreas de interés turístico, convirtiendo al ascensor en parte del atractivo del lugar y por lo tanto, teniendo gran afluencia de público.
Esto nos hace caer en cuenta que el gran problema de los ascensores de Valparaíso es su gestión comercial. Aparte, claro está, de cuando sufren una avería en sus maquinarias y que en sus estructuras hay evidentes problemas de vejez. Si los ascensores cerrados hubiesen tenido un buen flujo de pasajeros, no habría sido necesario cerrarlos y se habrían podido potenciar utilizando sus propios recursos. Un ascensor es una empresa y quien lo administre debe luchar constantemente para tener pasajeros y no confiar en el flujo cautivo que le da su sector. Como todo empresario, quien administre los ascensores debe hacer uso de su creatividad y de sus posibilidades de gestión y no descansar en la posibilidad, remota, de que el estado le subsidie o le dé recursos para mantener su negocio.
Esto me recuerda inmediatamente un proyecto que funcionó muy bien y que al momento de ser llevado a cabo, yo pensé que serviría de antecedente para futuras gestiones. Me refiero al proyecto de “Un Ascensor un Barrio” que potenció la Fundación Valparaíso.
Antes de desarrollar este punto, me permitiré la libertad de declarar, con Biblia en mano, que no tengo ninguna relación con la Fundación Valparaíso, ni con su fundador Todd Temkin, más que una profunda admiración por su gestión y preocupación constante por los temas ciudadanos, y por estar constantemente al frente de los proyectos patrimoniales, siempre activos y propositivos. Digo esto para evitar la natural desconfianza nacional. Soy absolutamente independiente y mi opinión es solo la de un porteño más.
La Fundación encargó un estudio con respecto a los ascensores, previendo la situación límite en que se encuentran en este momento. Hay que recordar que los ascensores de Valparaíso fueron nombrados uno de los 100 monumentos del mundo en mayor peligro de extinción por la ONG World Monuments Fund.
El estudio encargado les arrojó la interesante conclusión de que si el barrio al cual llegaba el ascensor se potenciaba, inmediatamente se mejoraba la plusvalía del lugar y como un efecto colateral el ascensor mejoraba su movimiento de pasajeros. La Fundación puso en práctica esta teoría en el barrio en donde llega el Ascensor Espíritu Santo. Se consiguieron recursos, pinturas, se involucró a los vecinos y a la participación ciudadana, sin discursos, sino que con propuestas: estudiantes de diseño compitieron para presentar proyectos de pinturas de casas, los vecinos escogieron el que más los identificaba y ahí tenemos ahora el barrio Bellavista, en donde se encuentra el museo a Cielo Abierto (también un poco abandonado a su suerte), la hermosa postal de las casas de colores y el ascensor Espíritu Santo con un flujo constante de pasajeros que visitan el área subiendo hasta la casa de Neruda “La Sebastiana”. Really clever Gringo, my congratulations.
Éste es justamente el camino a seguir. Los ascensores no son solos. Están íntimamente relacionados al barrio donde llegan, son parte de la identidad del sector y si se desea intervenirlos, se debe partir por indagar qué está pasando en el área a la que pertenecen.
Un ejemplo de esto podrían ser ascensor Barón y Lecheros. Hoy en día, ambos ascensores llegan directamente al conglomerado de multitiendas de Av. Argentina – sector Barón. También hay un área de interés turístico y espacio público en Muelle Barón y paseo Wheelwright. Por qué no involucrar a estas multitiendas en la recuperación de sus vecinos ascensores???. Que pongan grandes letreros publicitando su buena voluntad, su actitud de buenos vecinos, etc. Esto ayuda a posicionar su marca y genera identidad corporativa con el sector. Es marketing y es gestión patrimonial y es sumar dos flujos de clientes a las puertas de sus negocios. De paso los ascensores estarían funcionando, con buen número de pasajeros, lo que les daría una mejor situación económica.
Hoy en día lo que tenemos son las noticias de las grandes discusiones entre Municipalidad de Valparaíso, Gobierno Regional, Consejo de Monumentos Nacionales, Departamento de Patrimonio, etc. Unos dicen una cosa, los otros le replican, todos se tiran la pelota y tres ascensores se cierran y otros están en peligro de cerrarse. Proyectos anunciados con pompa, ideas que relacionan a los ascensores con los Trolleybuses y Merval, ideas y más proyectos, y la única solución posible de pedirle al estado de rodillas que proporcione fondos para cuidar los ascensores.
De los dineros que aportó el BID para el cuidado de los ascensores, mejor ni preguntar. Eso daría para otra columna, para una investigación y muy probablemente para una auditoría.
Hoy en día la gestión patrimonial debe pasar por la creatividad, debe pasar también por la gestión comercial, por el desarrollo de los lugares tomando en cuenta su identidad y convertirla en un producto que de recursos. Eso probó el proyecto “Un Ascensor Un Barrio”.
Tener a 15 ascensores patrimoniales en Valparaíso es un lujo.
No cuidarlos, no potenciarlos, abandonarlos y cerrarlos constituye una farra.
Leo Silva
Leo, buenos dias, muy bueno tu articulo. Estuvimos ahí grabando un capítulo de Recomiendo Valparaiso y quede con esa impresión un poco de abandono de esta tremenda portada de la ciudad. Creo deberíamos actuar de alguna forma como ciudadanos y como programa también en el resguardo y cuidado de este tipo de Patrimonio.
ResponderEliminarFelicitaciones y de verdad quedo a disposición en lo que podamos aportar.
Alejandro novella
Recomiendo Chile
www.recomiendochile.cl
Leo:
ResponderEliminarTe he leido y participé de un comentario sobre Neruda, como anónima. Pero lo más importante no es esto sino al volver a leerte sobre los ascensores, lamentable, se me repite la sensación de lo buen cronista que eres. Son cagones los diarios cuando no hacen reconocimientos sobre estas capacidades de una persona que ama y conoce a Valparaíso del fondo de su alma y problemas. Me refiero a que si fueran pillos te contrataban como cronista y te tendrían 100% a su disposición y tus crónicas a disposición de un publico que las leería constantemente con el mismo fervor que las escribes. Pero los aires periodísticos de los diarios o sus funcionarios andan tan adormecidos como los de las autoridades con relación a su verdadero interés por Valpo. No se les ocurre, no les interesa, no les funciona la materia gris con la verdadera intención periodística.
Ale
Leo, buenísimo el artículo, sería bueno enviarlo al diario en Santiago. comparto absolutamente tus comentarios. Me siento atada de manos, es poco lo que puedo hacer. Igual vez que puedo defiendo el patrimonio.
ResponderEliminarCariños
Alicia Suazo
Leo- parece que te equivocaste cuando dijiste a la señora que te pidió ayuda que no podrías hacer nada... este post es un excelente comienzo. Hay que difundir las noticias para que la gente (1)sepa y luego (2) se estimula a hacer algo.
ResponderEliminarSubimos hace poco por el acensor de Espíritu Santo y bajamos de pie... es un recorrido realmente hermoso. Ojalá que otros barrios pudieran hacer lo mismo para proteger y preservar ese patrimonio tan unicamente porteño.
Leo:
ResponderEliminarAgardezco tu actitud valiente y proactivo, pero tengo mis dudas sobre el exito, porque, como extranjero, veo tan poca conciencia de la mayoría de los ciudadanos acerca su patrimonio cultural que no me puedo imaginar una organisación de grassroots que coordine las protestas necessarias. Si el problema no se resuelve en el marco del Bicentenario no veo mucho futuro para los ascensores. O es verdad que son un verdadero medio de traslado de los Porteños o son (por lo menos) una curiosa atracción para los turistas. Lo que falta es una identificación de los Porteños con su ciudad que va más alla de lo emocional cantando la "Perla del Pacifico". (Disculpen, estimados Porteños, pero esto es mi impressión!)
Un abrazo fuerte!
Bernhard Kerscher
Ese es justamente el punto mi estimado Bernard. Ha dado usted en el clavo asertivamente.
ResponderEliminarLos habitantes de la ciudad deben tomar conciencia de su patrimonio más allá de lo emocional y actuar proactivamente.
La idea no es ya hacer protestas ni salir con pancartas para llamar la atención de algún ministro.
La idea es comenzar la organización para activar proyectos que involucren a la ciudadanía, la eduque y la haga participar.
La actitud es siempre la del choque. Se debe comenzar a promover la actitud de propuestas de solución a problemas, trabajo de mesa, cambio de actitud.
Hoy en día la negociación es el camino y no el enfrentamiento.
Los porteños deben despertar y comenzar a activar la ciudad.
La joya del Pacífico sonará aún con mas amor después que esto se consiga.
Agradecido por tan buen comentario
Leo Silva
"No cuidarlos, no potenciarlos, abandonarlos y cerrarlos constituye una farra." Lo es, ha sido la miopía que no permite ver el otro Valparaíso, el que nos gustaría ver latir.
ResponderEliminarFelicidades
Arturo
Querido poeta porteño,
ResponderEliminarAun cuando no lo intentas, estás poético.
Me gusta leer su blog porque es de las publicaciones más interesantes, informativas y edgy que conozco de Valparaíso.
Y no me dejas de sorprender. Este post se trata del patrimonio, de la comunidad, de los acensores. Pero, leo en el título algo más allá de lo práctico, algo contidianamente poético y filosófico:
"Dilema: ¿asender o descender?"
Gracias, poeta, de ofrecerme este momento de reflexión tanto practical como personal.