viernes, 23 de julio de 2010

Cavilaciones


Sin rumbo fijo. Así han navegado mis ideas últimamente y antes de recalar en el puerto de mis escritos, zarpan de nuevo sin previo aviso, dejándome abandonado en la playa solitaria de los sin inspiración.

La verdad es que estoy disperso y no alcanzo a amarrar un artículo cuando ya estoy ensoñando otro. Me siento como Serrat en aquella canción donde trata de agarrar una idea para escribir a su amada y se pierde en los detalles simples y cotidianos de sus cigarrillos, de su techo sin pintura, y no se le ocurre nada.

No han dejado de ocurrir cosas en este Valparaíso de mayo, junio y julio, solo que de aquellas que no nos gustan como el cierre de más ascensores. Sin embargo, ya escribí antes sobre este tema de una manera casi premonitoria. Me siento, me miro los zapatos, prendo otro cigarrillo y…

… nada (suspiro)

Voy por un café y con él en la mano miro por la ventana. Llueve hoy. Un invierno frío, muy frío. Un invierno lento de bufandas, ropas abrigadas y vidrios empañados. Un invierno gris o de un sol dibujado que alumbra pero no entibia…

… qué tristes suelen ser algunas veces los inviernos en Valparaíso. Son temporadas nostálgicas de canciones acústicas y atmósferas nubladas. De caminatas lentas y sin rumbo, desde los callejones a la costa. Todos los espacios, aunque con cierta actividad, lucen solitarios. Las caras ausentes, el día a día llevado con cierta inercia y fatiga. El paseo Wheelwright desde Barón a Portales con un par de ciclistas, otros caminantes sonámbulos acompañados por el sonido quieto del mar, la imponente fachada de la Universidad Santa María que se desdibuja entre la niebla, retirándose también a su sueño. La playa, gaviotas y pelícanos en blanco y negro y escala de grises.

Busco en mis artículos anteriores. Los leo y los repaso. Releo los comentarios entusiastas dejados por mis lectores, buscando nuevos vientos que soplen a la inspiración. El tiempo se quema con la lentitud de una vela, despacio, quedo, una gota de esperma estéril cae por un costado y muchas gotas de lluvia se deslizan por la ventana.

Me sorprendo. Hace justo un año escribí un texto sobre los temporales de Valparaíso, evocándolos, casi invocándolos y hace dos semanas tuvimos uno fuerte, hermoso, violento, que me hizo correr para disfrutar del viento y la lluvia en la cara y por supuesto para grabarlo en video para una de mis “Notas Callejeras”. Curioso fue que el conductor del colectivo detectara mi intención, pues sin que mediara previa conversación me informó del eventual encallamiento de un barco. Me lo mostró desde mirador Barón, en su rostro la expectación por el pronto evento. Filmando, me lo volví a encontrar todo contento por haber acertado y porque un naufragio en tormenta es una situación digna de ver. Tuve mi fiesta de temporales tal cual como la pedí y empapado volví a mi computador a editar la nota.

Naufragio. Así me siento ahora que escribo estas cavilaciones sin rumbo fijo. Un barco a la deriva movido, azotado, bañado por encima con espuma salina, sin posibilidad de fijar el timón, asistiendo al simple hecho del encallamiento próximo.

Prendo otro cigarrillo. "Algún día deberé plantearme seriamente el dejar de fumar". Me pierdo varios minutos ensoñando y buscando la línea siguiente, el párrafo siguiente, la idea en consecuencia. Que calce, que acompañe, que siga el sentido y que suene bien.

El trabajo comienza a volver. Luego estaré en la calle nuevamente con mis pasajeros hablando de Valparaíso, moviendo las manos, dirigiendo la mirada, haciendo el “plano detalle”; embrujando, siendo el mago que traduce, sacando de su copa sombrero, escalas, ascensores, subidas y bajadas, callejones mágicos, terremotos y mareas, perros y gatos, colores, puertas y ventanas de andamio encumbrado y una que otra mesa de bar.

Sin embargo, Valparaíso. Tú y yo que nos miramos a la cara siempre. Yo que soy tu amante devoto y entregado. El que lee tu interlínea y subtexto. Tú, que me miras y me das la pasada amorosa a tus rincones más recónditos. Yo a ti debo decirte que, algunas veces, me cuestas mucho.

Cuánto me cuestas Valparaíso, en especial…

… cuando no se me ocurre nada.


Leo Silva

12 comentarios:

  1. Puta cumpa! hablas de valpo como si la amante dejó de sorprender a su amado... busque una nueva posición, modifica el punto de vista, la perspectiva de la ciudad. Mírala, arma una composición distinta. Valpo es una ciudad que se niega a si misma, se cierran sus ascensores, se construyen edificios que no van con ella. Estás igual que tu amante... no necesitas dejar de fumar para generar un gran cambio, sólo mira a los amantes y... cambia la composición de la foto, saca la foto acostado del suelo y verás que la perspectiva cambia.

    Saludos cumpa!! nos vemos pronto!!

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  2. Es un buen comentario
    La verdad es que este texto me fue saliendo párrafo a párrafo. Generalmente hay un motivo para escribir un texto,un algo que te mueve. Sólo que no se me ocurría nada.
    Valparaíso no deja de sorprenderme sin embargo tu idea me parece genial y la pondré en práctica. Miraré desde otro punto de vista, tomaré la foto acostado esta vez.
    Valparaíso una ciudad que se niega. Es un buen tópico para un artículo nuevo y eso se agradece.
    Nos vemos luego, espero, para conversar de estos y de otros temas.
    Grandes abrazos desde Valparaíso

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  3. A mi me hiciste pensar en algo. Este invierno ha sido un Invierno de verdad, que nos ha obligado a bucear en el closet hasta encontrar los guantes, las bufandas, los abrigos que pocos inviernos merecen. Este ha sido un invierno que nos ha obligado a comprar estufa, calzoncillos largos, calcetas de polar. Este ha sido un invierno como Dios manda (si en algo manda Dios aún), con frio polar, viento rabioso y potente, lluvias lanzadas desde el aire con el impetú de quien quisiera ahogar la ciudad completa. Este ha sido un invierno de verdad y eso me gusta y lo expreso tal vez como lo habría dicho Nietzsche (parafraseando). Un exceso de invierno, prueba el invierno.

    Gabriel Zavando

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  4. Es verdad Gabriel!!!! Este ha sido un invierno de verdad con todos sus ingredientes. Un invierno probado por el mismo. De todo lo único que me causa algún conflicto es: Calzoncillos largos??? NUNCA!!!!
    Jajajajajaja.
    Que buena línea esta: "...lluvias lanzadas desde el aire con el impetú de quien quisiera ahogar la ciudad completa..."
    Gran comentario.
    Agradecido

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  5. De disperso este artículo no tiene nada...el letargo del invierno está tan bien narrado que invita a la modorra, al sopor...está poético. Agradezco el video cuyo temporal entró por la pantalla del compu invadió la sala con su aroma a neblina porteña y no se doblegó al invierno de 24º de estos trópicos. La nostalgia me llevó a añorar los abrigos y botas lindas que hacen la sensualidad, de nosotras, más insinuante. Menos los calzoncillos largos de Gabriel.

    Abrazos.
    Ale.

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  6. Melancolía: Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada. Fuente, rae.es
    Valparaíso es así, melancólico. Una tristeza dulce y vaga, una añoranza de algo que se tuvo y que tal vez se perdió, pero que, cuando miramos la bahía de un Valparaíso nocturno iluminada o sus atardeceres anaranjados o su mar gris tormentoso en temporal, nos damos cuenta de que ahí está lo que creíamos perdido.
    Me gusta tu texto.

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  7. Gracias Ale por tu comentario: La verdad, es que la dispersión venía por el lado de que no amarraba nada claro para escribir. En la trastienda del blog está que ves pasar los días y mientras haces tus cosas vas desarrollando una idea. En este caso pasaban los días y no tenía nada claro. Lo delicioso de este artículo para mí, fue escribirlo desde esa nada y transformarla en el tema. Escribirlo párrafo a párrafo. Un poco como Serrat y su canción. De hecho, Jaime Morales ha deslizado un buen tópico a desarrollar: "Valparaíso la ciudad que se niega".
    Quedo poético y ensoñador este artículo y eso me ha gustado. El video ha cumplido su cometido: Llevar el invierno en temporal a quien lo vea. Eso también me da satisfacción y alegría. Besos desde Valparaíso en invierno.

    Paty: Es como el Fado Portugués. Esa "Saudade" que encierra ese concepto de añoranza dulce. Un buen Soundtrack para este invierno sería Madre Deus, el grupo portugués, completamente recomendable.
    Mediante el texto he encontrado lo dulce de esa añoranza, lo cálido de esa saudade.
    Abrazos siempre

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  8. Me encantó el artículo, ese dejarse llevar por por cierto "desgano", por cierta "tristeza"...
    qué maravilloso es cuando nuestras ciudades nos envuelven en el deseo y la paradoja. Saludos!

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  9. Muchas gracias luz: Un comentario muy poético. Es vedad lo de la paradoja. Somos seres inciertos. Abrazos

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  10. Valparaíso con sabor a ti, a eso, siento, se acerca la obturación del artículo. Fisgonear lo evidente, encontrarse con el espacio -el mismo de siempre, el que acoge las historias y los fantasmas, el que nos recibe a todos como Ejército de Salvación- y pensar, intentar pensar, en lo nuevo. En definitiva, en reinventarse. Y me quedo con esa última sensación: la de extrañeza y melancolía, por una parte, la de conquistar efectivamente una nueva mirada, paso a paso, a través de la escalera de la escritura.

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  11. Siempre amé nuestro litoral, agredido por los fuertes vientos venidos del oeste, bajo la intensa lluvia del mes de julio, sumido en la soledad de un invierno que estremece.
    La época de temporales me devolvia, fuera ello por un corto lapso, el puerto que prestaba durante los meses de verano a los afuerinos estivales.

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  12. querido leo....es atemporal lo que escribes...puedo leerlo ahora , quizas lo haya leido hace 3 años o aombradamente vuelva a leerlo en un lustro mas...y sabes que siempre es como que sucediese en el tiempo presente...es que....(tu y yo lo sabemos)....valparaiso es el eterno tango que nunca termina de bailarse....unico....escenico...sin tiempo....un deja vu melancolico y unico....te quiero mucho querido amigo.... Edu Veccar

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